PRISIONEROS DE LA GORDURA
Por Alberto Cormillot
En los grupos a veces les pido a los pacientes que dibujen un gordo detrás de una reja y que escriban una lista de elementos que lo mantienen prisionero. Suelen anotar factores como los que siguen (la clasificación es mía):
1. Alimentación: excesivo tamaño de las porciones, imanes (delivery), galletitas/helado (placer por la comida), alcohol, múltiples cumpleaños y reuniones.
2. Movimiento: sillón (símbolo de sedentarismo y de esperar sentado que algo ocurra), control remoto y TV (sedentarismo/pereza).
3. Mente: antiparras (negación del problema), balanza (desequilibrio entre placer-deber, darse el gusto-cuidarse), cama (depresión), corazón roto (desencadenante, excusa para no cuidarse), mirada del otro que avergüenza o intimida para salir, participar, moverse, emociones (miedo, ansiedad, enojo con uno mismo y con la enfermedad), cerebro tachado (no tomar conciencia), mano tachada (dificultad para pedir o aceptar ayuda).
Por un lado está aquello que produce obesidad: los genes, la alimentación y la bebida en exceso, la inequidad social… Y por otro, todo aquello que la sostiene, que la perpetúa en el tiempo.
Afortunadamente, existen dos llaves con las que trabajamos en el tratamiento integral de esta enfermedad crónica. Con ellas, es posible abrir la reja. Una tiene carácter individual, y la otra, social.
La llave individual
Es la lucha personal del obeso contra su enfermedad. Incluye su decisión de buscar ayuda y de aceptar que tiene una fuerte base biológica regulada por tres características:
a. Un equilibrio metabólico descompuesto por las causas mencionadas –adipostato alterado- que defiende un peso superior al normal o saludable. No se lo puede cambiar pero sí es posible mantenerlo controlado.
b. Un centro de recompensa diseñado para obtener más de aquello que nos da placer. Funciona mal por la falta de ciertos neuroreceptores o por la abundancia de estímulos (comida engordante). Puede modificarse reemplazando la comida con nuevos placeres.
c. Una adaptación negativa a la gordura. Las neuronas se asocian y conectan entre sí formando diferentes circuitos, y también pueden encender y apagar los impulsos instantáneamente, es decir, a voluntad. Esto es posible gracias a la neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones y circuitos neuronales, a cualquier edad. Esta neuroplasticidad puede ser negativa o positiva. La neuroplasticidad negativa es la que delineó cada una de las conductas que llevaron a perpetuar la obesidad en el tiempo: la que favorece la adaptación negativa a la gordura. Por eso las personas gordas suelen tener molestias, pero no las suficientes como para cambiar; suelen prometer que cambiarán y no hacerlo; irritarse si le dicen que está "cómodo", pero quedarse como están.
A pesar de las quejas, quizás estén menos incómodos con los kilos de más que adelgazando. O no quieren pasar por la crisis del cambio, o antes fracasaron, o tienen miedo a lo desconocido. Puede ser que íntimamente todavía no crean en la recuperación como algo posible...
Entonces... ¿no es posible cambiar? Sí, lo es. Porque estos circuitos biológicos conviven con otro mucho más útil: la neuroplasticidad positiva (ver recuadro abajo).
La llave indivudual incluye herramientas para el manejo de las emociones, reorganización del estilo de vida, cambios en la alimentación y el movimiento, la posibilidad de recurrir a la cirugía bariátrica en los casos severos.
La llave social
Está en manos del Estado y funciona a medias. La ley que celebramos hace algún tiempo sólo fue regulada para el tratamiento de la obesidad; dejó a los desórdenes alimentarios y a la prevención de la obesidad sin un marco que permita detener la epidemia.
Serán letra muerta hasta que se complete esta acción que empezó reconociendo que la obesidad no es una cuestión de estética sino una enfermedad crónica con más de 300 complicaciones asociadas.
De la prisión de la gordura se sale. Pero lo cierto es que por cada 1 que adelgaza, otros 100 aumentan porque siguen faltando las políticas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. ¿Cuándo se completará la llave social?
La neuroplasticidad positiva
Es la capacidad de crear nuevos circuitos neuronales que le permitan alcanzar su meta.
Para ayudar al cerebro a disparar nuevas combinaciones y secuencias es importante que los cambios sean concientes. Por ejemplo: si usted suele sucumbir frente a la tentación, busque un "plan B" para evitar esa salida a la cual su cerebro está tan acostumbrado.
Si consigue desbaratar esos circuitos que perpetuaron su obesidad y arma nuevos circuitos sanos, que respondan efectivamente a su objetivo de alcanzar un peso sano, la tarea estará completa. Resta mantener la guardia en alto, dado que los viejos circuitos siguen al acecho, esperando a que en algún momento de distracción vuelva a sus antiguos hábitos engordantes.
La otra clave es saber que no basta con la información. Es indispensable una emoción, porque el cuerpo responde a un pensamiento con un sentimiento que genera acción en el cerebro. Por eso hay que prestar atención a sus pensamientos y crear de manera intencional los resultados que desea mediante la repetición y la puesta en práctica de los nuevos hábitos saludables con perseverancia.
Los pensamientos concientes, repetidos a menudo, se convierten en pensamientos inconcientes que más tarde se reproducirán tan automáticamente si se dará cuenta.
Otros recursos pueden ser: *creer firmemente que el cambio es mejor, cueste lo que cueste. *ir disfrutando de su cuerpo a medida que adelgaza. *proporcionarse más placer lejos de la comida. *dejar de apoyarse exclusivamente en su "fuerza de voluntad" y confiar en que los cambios son más fáciles si los hace de a poco y con ayuda.
9 de marzo de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es importante que la guía de un médico te señale si te es necesario el aumento o restricción de algún elemento de la composición nutricional, en ese caso éste blog te va a ser de gran utilidad. Podrás elaborar por un lado, dietas según la medicina académica, que considera peligrosa la ingesta hipocalórica y por otro lado una dieta hipocalórica de descenso veloz que está siendo considerada de menor riesgo que la misma obesidad. En el caso de elegir la hipocalórica veloz, es mucho más necesaria la intervención de un médico que evalúe tu riesgo, esté de acuerdo con la opción, te proporcione un suplemento de minerales y vitaminas, y que haga un seguimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.